Construyeron sus frias y metalicas maquinas
para buscarnos bajo los centenarios arboles,
para matarnos, para intervenir la manoseada naturaleza,
para deshacer lo hecho, lo avanzado,
para cuadrar la circunferencia y doblegar tanta rodilla;
para producir su maldito suero
y desgastar la fundacion misma de la noble igualdad.
Construyeron mas grises y antisepticas carceles
que verdes escuelas con jardines y libros
-como las celulas del cancer que se alimentan y multiplican al ritmo de los asbestos-
y en el afan de llenar tanta lugubre prision de barrotes acerados
dejaron los campos desiertos de las manos que lo alimentaban y cultivaban,
dejando solamente en los bares y las iglesias
largas lineas de lisiados y heridos con sus esquirlas de guerras imperiales.
Viviendo entre las peñas, Yo me niego a comer sus idolatrizadas hormonas,
sus modificadas frutas de genes adulterados, sus injectados ganados de tanto abono plastico,
Me rebelo por que todavia me maravilla la magia de una semilla recien brotada,
-como la dulce miel que regala la abeja despues de su jornada entre petalos y polen-
Me rebelo de mis antañas cadenas espirituales alimentadas de deslucidos oscuros miedos,
- y como lagartija de primavera dejo las resquebrajadas cadenas de mi piel-
entonces unidos con muchos mas como yo hicimos un altar de proporciones gigantescas,
le prendimos lumbre con todas las imagenes de nuestros antiguos Dioses y Profetas
con que tanto nos amenazaron y castigaron
los traidores lideres difrazados de militares patriotas y de politicos carroñeros.
Llevamos años con la hogera prendida y siempre llega mas gente a quemar sus miedos
- queriendo dejar de ser el alimento de la gran maquina devoradora -
donde reluce el nuevo brillo de la esperanza en sus ojos de una manera poderosamente contagiosa.
"Deja de ser alimento de la maquina"
dibujo a tinta sobre papel