Entonces desperte un ocaso de una de esas malditas pesadillas,
agarre unos cuantos libros de ideas - de esas que se adhieren a la medula -
y con un beso gris le dije adios a mi urbe, y mas alla - mas lejana del horizonte de las cornizas -
mis montañas bañadas del polen alado,las raices de mi arbol... de mi sangre.
Me marche a donde los pajaros se van en invierno,
fui parte de ese exodo forzado al otro hemisferio,
a una tierra extraña, sembrada de campos de infinitas cruces,
lugar de fusiles ladradores y carreteras colmadas de tanto vicio,
los mercados y las iglesias atestados de uniformados dispuestos al gatillo,
lugar de inmensas vitrinas relucientes de su tonta adoracion al televisor.
Asi vage por sus meandros, me llamaban invasor por que mi piel era distinta
y me di cuenta que todo lo que mas valia no lo tenia: dinero.
Entonces tuve que conocer el latigo del jefe y sus monarcas,
porque alla bien lejos - rodeados de tanques y misiles; radares y satelites -
les llegaba parte de mi alma y de mi sudada plata para pagarle al capitan y general.
El dinero levanta murallas y con sus mareas - que como agudas ballonetas -
bate los mismisimos cimientos de mi espiritu y cuartea la seca arcilla de mi rostro.
"EXODO"
Dibujo a tinta sobre papel
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